Un par de equipos con nuevas ideas de juego saltaron en la noche del domingo al Nemesio Camacho El Campín de Bogotá. Por una parte, Santa Fe con Gregorio Pérez y por la otra Nacional con Juan Manuel Lillo. Los jugadores apenas se están adaptando a la filosofía de ambos entrenadores y eso quedó reflejado en el gramado del estadio de la 57. Pero el que más acomodado se mostró fue el conjunto cardenal, que leyó de buena manera los espacios que dejó el rival atrás y a punta de contragolpes lo complicó. Al final el duelo de los últimos campeones de la Liga, fue para los rojos que se impuso 1-0.
En primer tiempo jugaron alejados de los arcos. Los arqueros fueron dos invitados de lujo que veían de una zona privilegiada el compromiso. El juego se centró en la mitad de la cancha. En los primeros 20 minutos, Nacional intentó tener la iniciativa, pero no fue claro. El más brillante entre el desierto de ideas en la mitad del campo fue Gustavo Torres, quien enganchó una y otra vez cuando pudo. Lo hizo para abrirse espacio y en dos ocasiones le quedó el espacio. En la primera sacó un centro y en la segunda un remate desviado. Eso fue lo más importante que generó el campeón del fútbol colombiano.
Y es que a pesar de que Santa Fe apenas se está acoplando a las ideas de Gregorio Pérez, los jugadores que tiene saben muy bien cómo defenderse. Lo hicieron de gran manera en las primeras fechas de la Liga Águila-I cuando Gustavo Costas era el técnico. En esta ocasión el bloque defensivo del conjunto cardenal fue de una línea de cuatro atrás y una de cinco en el medio campo. Lo que obligó a que la visita jugara de manera horizontal, sin poder encontrar espacios por eso las constantes filigranas de Torres.
Cuando Santa Fe se dio cuenta que tenía con qué poner en problemas a la defensa de Nacional, aprovechó los constantes espacios que se dejaron en el fondo. Así llegó la primera gran opción del partido al minuto 33. Pase de Baldomero Perlaza a Anderson Plata, quien no logró definir de buena manera. Se encontró con un Armani inmenso que le hizo la portería pequeña. Tan pequeña que el balón solo tuvo la opción de estrellarse en la humanidad del argentino. Esa forma de jugar de Juan Manuel Lillo, en la que la defensa deja desprotegida su zona cuando el equipo está con la posesión del balón y con mentalidad ofensiva, fue aprovechada por Pérez, quien adelantó líneas en el segundo tiempo e hizo que el arte de defender fuera más difícil para Nacional debido a los espacios.
Apenas cinco minutos después de iniciada la parte complementaria, un pase profundo llegó a los pies de John Pajoy. El delantero fue derribado por Ezequiel Palomeque dentro del área y el árbitro John Hinestroza pitó penal. El mismo Pajoy se encargó de marcar el tanto para abrir el marcador y poner a vibrar a los seguidores rojos que estuvieron en el estadio. La locura fue inmensa. Con el gol el equipo cardenal volvió a imponer el bloque 4-5 en zona defensiva y Nacional nuevamente vio los espacios cerrados.
Las únicas jugadas de peligro del cuadro antioqueño en la etapa complementaria llegaron con dos remates de media distancia. El primero por parte de Gustavo Torres y el segundo por parte de Daniel Bocanegra, el del lateral se estrelló en el travesaño. Eso fue lo único que les quitó el aliento a los fanáticos en la tribuna. Nacional no volvió a acercarse con peligro y así se fue el tiempo. Sin opciones ni emociones y con Santa Fe aguardando el pitazo final para celebrar su primera victoria en la Liga. Hasta que llegó al minuto 93.
Fuente y Fotografía ElEspectador.com