A pesar de que la inseguridad en Bogotá sigue creciendo despertó polémica la idea que anunció la alcaldesa Claudia López de pedir ayuda al Ejército para patrullar algunas de las zonas más problemáticas. Se han escuchado voces críticas en el sentido que sería inconveniente porque la naturaleza de este cuerpo armado no es preventiva, para lo cual está preparada la Policía, e incluso se ha dicho que se pretende militarizar la ciudad.
EL NUEVO SIGLO consultó opiniones autorizadas sobre esta iniciativa que podría hacer carrera en otras capitales, que también por estos días están afectadas por un pico delincuencial.
El presidente nacional de Acore (Asociación Colombiana de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares), el coronel (r) John Marulanda, indicó que no es la tarea de los militares, pero dadas las circunstancias actuales pueden ayudar para “enviar un mensaje de seguridad y confianza a la ciudadanía”.
Agregó que la presencia de los militares en las calles ha sido beneficiosa en otras épocas en Bogotá y otras ciudades cuando ha sido necesaria.
Marulanda explicó que en caso de que sea acogida la solicitud que hizo en este sentido la alcaldesa López, “los que van a salir a la calle son unidades de policía militar, son unidades con un entrenamiento especial”.
Agregó que desde ningún punto de vista se puede considerar que se está militarizando la capital de la República, pues no se está hablando de presencia de tropa y tanques, sino de grupos reducidos de uniformados que actuarían en zonas específicas de la ciudad.
Mientras que Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), consideró que “no es buena opción poner a los militares en funciones de policía porque el militar está entrenado para el uso de las armas de fuego y para el combate”.
Añadió que estos asuntos de delincuencia urbana “no se van a neutralizar con fusiles, creo es que se necesita una acción policial reforzada, ordenada, con una política social preventiva frente a una catástrofe económica, que es lo que está en el fondo de todo el incremento de la criminalidad”.
Si bien el Director de Indepaz dijo que, con base en el anuncio de la Alcaldesa de una ayuda militar en algunas zonas no se puede hablar de una militarización de Bogotá, “es un camino para un concepto de seguridad ciudadana equivocado, abordar la seguridad ciudadana como asunto militar. La seguridad ciudadana es un asunto de política inclusiva”.
Concluyó González que “no es buena señal, aunque sea una situación puntual focalizada”.
Más opiniones
El secretario de Seguridad de Bogotá, Aníbal Fernández de Soto, explicó que “la Alcaldesa le pidió al comandante de la Brigada 13 evaluar el número de efectivos que podría tener disponible el Ejército de Policía Militar, para completar otros apoyos pensando en controles en las entradas y salidas de la ciudad y otros puntos específicos que pueda completar la policía”.
Fernández dijo que “ya se viene haciendo un ejercicio mixto en algunos puntos específicos de la ciudad”, como Kennedy, el entorno de Corabastos, María Paz, Patio Bonito y Usme, donde se han realizado intervenciones para desarticular organizaciones dedicadas al microtráfico y que serían responsables de una serie de homicidios que se han registrado en esas zonas de la ciudad en los últimos meses.
Por su parte Jorge Restrepo, director del Cerac (Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto), dijo sobre la presencia de integrantes del Ejército en las calles de la ciudad para ayudar en la seguridad, que “todos los estudios muestran que eso no tiene ninguna efectividad. No encuentro un argumento en el sentido de que eso tenga mayor efecto”.
Agregó el académico que si acaso tendría un efecto “sobre la percepción de seguridad en términos de efectos positivos. Y sí tiene efectos negativos: eso afecta la confianza de los ciudadanos en la Policía, desvía recursos de las Fuerzas Militares” a la atención de una tarea para la que no están preparados los soldados.
Dijo también que ello generaría “riesgos en derechos humanos”.
En tanto que Daniel Mauricio Rico, director de C-Análisis: Criminología Aplicada, señaló que “todo está en los detalles. La pregunta es ¿si habrá acompañamiento permanente entre militares y policías? Si es así es una buena alternativa. Si está pensado en que los militares apoyen en labores y no sustituyan a la policía es una buena idea. Cualquier cosa que salga de ese marco ya genera un conflicto de competencias entre roles y misiones de la Fuerza Pública”.
Dijo también que el uso de militares para lidiar con problemas de seguridad ciudadana “no es la mejor alternativa, y lo que se debe tener es una fuerza pública de policía cada vez más capacitada y más numerosa”.
Añadió Rico que “tener personas armadas con fusiles en las calles no es una garantía ni genera un efecto real de seguridad. Lo que genera un efecto real y lo que la señora Alcaldesa debería fortalecer es la capacidad de judicialización y afectar las economías de los criminales. Es decir, en vez de prevenir con el Ejército que se roben celulares, es intervenir las zonas de robo de celulares donde se comercializan esos bienes, y ahí es donde se pueden hacer impactos sostenibles y transformadores”.
Mientras tanto el exministro de Defensa Nacional, Juan Carlos Esguerra Portocarrero, indicó que “la verdad lo que cabría porque está en la ley es la asistencia militar dentro del marco establecido, en donde se define qué tipo de tareas de policía pueden cumplir excepcionalmente las Fuerzas Militares, pero convertir a los soldados en policías es algo con lo cual estoy en desacuerdo”.
Esquerra dijo que la Policía es un cuerpo de carácter civil, “con todo lo que ello implica, así sea un cuerpo armado; mientras que las Fuerzas Militares están preparadas y entrenadas para la guerra, para la confrontación. Es una cosa muy distinta”.
Fuente y Fotografía Elnuevosiglo.com