El dato del Índice de Seguimiento de la Economía, que para julio señala que el crecimiento fue de 1,18%, marca el rumbo de la fuerte desaceleración del Producto Interno Bruto del país.
Con ello, la mayor parte de las proyecciones estiman que la economía cerrará este año en 1,2% o en el mejor de los casos en 1,5% como lo cree el Gobierno por indicaciones del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla.
Para los expertos, sin duda a esta altura del año, la economía ya siente el fuerte impacto de las tasas de interés, que han incidido en la caída del comercio y en las empresas.
Precisamente, el equipo de investigaciones económicas del Bancolombia, a cargo de Laura Clavijo, señala sobre el rumbo de la economía y los resultados del segundo trimestre, señalan que “a pesar de ser desafiante, se trata de un resultado que era ampliamente esperado. Esto se debe a que el vigente proceso de ajuste monetario (incremento de la tasa de interés) ha sido el más contundente que ha adelantado el Banco de la República desde que tenemos el esquema de política actual (inflación objetivo), lo que ha afectado la liquidez tanto de empresas como de hogares y consigo los niveles de gasto e inversión, en un esfuerzo de la autoridad monetaria para hacer frente a la peor crisis inflacionaria de lo corrido del presente siglo”.
Política monetaria
Señalan los investigadores a EL NUEVO SIGLO, que “a día de hoy, la tasa de interés de política monetaria está en su máximo nivel nominal desde finales de 1999; mientras la tasa de interés real (la que descuenta las expectativas de inflación) está en el máximo histórico desde que tenemos cifras comparables. Por lo tanto, se trata de la postura de política monetaria más contractiva que ha tenido que enfrentar la economía en mucho tiempo y este resultado del PIB es coherente con ese contexto”.
Sostienen que en medio del reto que implica esta fase del ciclo económico que está atravesando el país, la buena noticia es que el entorno es propicio para que continúe el proceso de moderación de la inflación. La composición por demanda de los resultados del PIB pone de manifiesto que buena parte del debilitamiento de la actividad productiva se debe a que la demanda privada se ha afectado; tanto el consumo privado como la inversión fija retrocedieron frente a sus respectivos niveles del primer trimestre. Así pues, los formadores de precios se seguirán enfrentando a una débil demanda, tal que esta fuerza seguirá presionando hacia una estabilización del valor de los bienes y servicios, llevando a una continua moderación de la inflación en lo que queda de 2023, particularmente en el segmento de bienes”.
Los empresarios
Ante esa menor dinámica económica, los empresarios del país insisten en su llamado al Gobierno para que se imprima ritmo al país mediante un plan de choque que le permita a Colombia reactivarse lo más pronto posible.
En este sentido, María Claudia Lacouture, presidenta de AmCham Colombia, sostuvo en un comunicado que “en lo que va corrido del 2023 se nota una importante desaceleración económica originada, entre otras variables, por las altas tasas de interés, precios altos por bloqueos viales de comunidades o calamidades climáticas que se traducen en inflación, y que limitan los gastos, en especial de los hogares, tanto de productos básicos como de bienes durables”.
Para Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, en su cuenta de X, dijo que “es importante que se dé la discusión sobre cómo impulsar el crecimiento de la economía en el país en el corto, mediano y largo plazo, pues de esto depende, en gran medida, la protección de los empleos formales existentes y la creación de nuevos puestos”.
Mac Master sostuvo a los medios, que “se deben tomar medidas contracíclicas que contribuyan a contrarrestar los efectos de la desaceleración. Además, desarrollar e impulsar una agenda de crecimiento económico sostenida en el tiempo debe ser una prioridad para todos, pues solo promoviendo las condiciones correctas que motiven la creación de empresa y la inversión, se podrán generar más puestos de trabajo formal”.
De igual manera, Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, reiteró la necesidad de que el Gobierno Nacional convoque al sector privado para construir, en conjunto, un plan de choque y activación, que mitigue el impacto de esta coyuntura económica.
Deuda externa
Otro de los indicadores que mide la economía es el de la deuda externa, que aumentó a 56,1% durante junio, un máximo no observado desde diciembre de 2020. La cifra llegó a US$ 187.500 millones, lo que representó un avance de 6,58% anual y un aumento de 0,42% frente al crecimiento observado en mayo a raíz de un mayor endeudamiento privado. De hecho, como porcentaje del PIB, la deuda ascendió 1,1% entre mayo y junio, dinámica que se observó tanto en la deuda privada como pública.
Desde el sector público, la deuda se ubicó en US$ 106.400 millones (56,78% del total), como una señal de estabilización a lo corrido del año, donde tanto el manejo de deuda del Minhacienda como la revaluación del peso colombiano estarían detrás de dicha estabilidad.
Actualizaciones
En las actualizaciones de sus proyecciones económicas, el Bancolombia dice que el pronóstico central de crecimiento para el 2023 se incrementó desde 0,6% en la proyección de marzo a 1,2% en esta actualización. Esta mejora del pronóstico sucede a pesar de que se espera que la tendencia de debilitamiento sea la que predomine en la economía durante lo restante de 2023.
“Así pues, el principal sustento detrás de la mejora está en las buenas cifras recientes: un sólido crecimiento del PIB en el primer trimestre del año y el enorme efecto positivo de arrastre estadístico que implicó. Las actividades de servicios relacionadas con el entretenimiento y la recreación, junto al sector financiero y de seguros y la minería exhibirían los mayores registros de crecimiento este año. Entre tanto, es razonable prever que la construcción, el sector de comercio, transporte, alojamiento y comidas, y las actividades manufactureras se vienen enfrentando a un año de retroceso en su producción”, anotó la entidad en sus proyecciones.
Una de las consecuencias positivas de una fase de débil crecimiento económico que prevé Bancolombia es que habrá una reducción de la vulnerabilidad externa del país, tal que los cambios en la situación financiera internacional nos impactarán de una forma menos pronunciada durante los próximos años en comparación a lo vivido en 2021 y 2022.
Así pues, el déficit de cuenta corriente de este año se moderaría hasta 3,6% del PIB frente al 6,2% registrado en 2022, y se volvería a reducir ligeramente en 2024 hasta 3,3% del PIB.
Entre tanto, luego de un segundo trimestre muy favorable, es previsible que los determinantes técnicos se traduzcan en una leve devaluación de la tasa de cambio frente a los niveles recientes, tal que promedie cerca de $ 4.368 en el segundo semestre del año. Luego, un entorno financiero internacional más favorable en 2024 permitirá un ligero fortalecimiento, tal que promediaría $ 4.345.
Las expectativas de inflación
Durante este mes se evidenció un avance de las expectativas de inflación y tasa repo de los analistas encuestados por el Banco de la República. De acuerdo con la más reciente encuesta de expectativas de la entidad, el promedio de analistas ahora prevé una inflación para cierre de 2023 de 9,55%, coherente con una tasa de intervención del Emisor de fin de año de 12,5%. En particular, entre agosto y septiembre, la expectativa de inflación total al cierre de 2023 incrementó en 50 puntos, mientras que la básica aumentó en 27 puntos después de la sorpresa alcista de agosto.
De hecho, para el mes en curso el consenso de los analistas anticipa una inflación mensual de 0,53% como resultado de una desaceleración mensual en el componente de alimentos (0,60%) y del componente básico (0,52%). Así mismo, resaltamos el incremento en 25pb en la expectativa de tasa repo para cierre de año entre agosto y septiembre a raíz de la persistencia inflacionaria; para la decisión de este mes los analistas anticipan una nueva decisión de estabilidad.
Fuente y Fotografía Elnuevosiglo.com