Guacharacas y tambores. Cumbia, vallenato, salsa y ras tas tas. Amarillo, azul, rojo y blanco. Buen fútbol y goles. Esos fueron los ingredientes de la fiesta que se vivió este martes en el mítico estadio Rose Bowl de Pasadena, California. Entre las montañas y rodeado de altos árboles añejos está ubicado el escenario al que acudieron 42.766 personas para ver cómo la selección colombiana de fútbol derrotó 2-1 a Paraguay, con goles de Carlos Bacca (12’), James Rodríguez (30’) y descuento de Víctor Ayala (71’), y avanzó a los cuartos de final de la Copa América Centenario.
En Estados Unidos es común que antes de los eventos deportivos los aficionados se reúnan en las afueras de los estadios y preparen asados, beban cerveza, oigan música y se alisten para llegar alegres al show. Pues bien, esa tradición gringa fue adoptada este martes por miles de colombianos y paraguayos que llegaron al Rose Bowl. Desde tempranas horas de la tarde, en el parqueadero, sacaron carpas, parlantes y comida. Con el pasar del tiempo, la música fue subiendo de volumen y los colombianos, que fueron gran mayoría, armaron todo un carnaval. Los ritmos colombianos sonaron fuerte y hasta los paraguayos se contagiaron. “No había visto una cosa así en esta Copa”, dijo uno de los encargados de la logística, en la zona externa del escenario deportivo.(Vea también: Las imágenes que dejó la victoria de Colombia sobre Paraguay)
Y el ingrediente principal de esa fiesta, el fútbol, lo puso Colombia. Los jugadores de la selección nacional, que jugaron vestidos de blanco —primer uniforme para esta Copa Centenario— entraron con la misma actitud que mostraron ante Estados Unidos en el debut y rápidamente se fueron en ventaja. James Rodríguez, quien finalmente fue titular y no tuvo ningún problema en el hombro, como se creía, levantó un preciso tiro de esquina, y el goleador Carlos Bacca, de cabeza, envió el balón al fondo de la red.
Esos tantos tempraneros dan confianza y Colombia se creció. Jugó a su antojo y dominó a un tímido Paraguay que se encuentra en un momento de renovación. La clave de Colombia fue que jugó en equipo. Por más que haya excelentes individualidades, esta selección intenta jugar colectivamente. A Juan Guillermo Cuadrado por momentos le cuesta entenderlo, sin embargo, la dupla de creadores de James Rodríguez y Edwin Cardona se sigue consolidando. Además, los volantes de marca, Daniel Torres y Sebastián Pérez, cumplen su función de equilibrio y tienen la condición de saber con el balón. Por su parte, los laterales tratan de abrir la cancha constantemente y eso le permite al equipo colombiano tener sorpresa cuando llega al terreno rival.
El segundo tanto colombiano fue convertido por James Rodríguez, quien terminó una buena jugada colectiva. Carlos Bacca sorprendió a los defensores, se la pasó a Edwin Cardona y, al ver que no iba a poder definir, casi cayéndose, se la dejó a James, quien con un zurdazo cruzado venció al arquero Justo Villar. El 10 del Real Madrid celebró a todo pulmón.
Tal como ocurrió contra Estados Unidos, en el descanso la diferencia favorecía 2-0. Y por eso en el segundo tiempo la tricolor se relajó, no fue contundente y el equipo guaraní aprovechó. Faltando 20 minutos para el final, Víctor Ayala remató desde fuera del área y venció al arquero David Ospina para poner el 2-1.
Se crecieron entonces los paraguayos y los nervios llegaron para los colombianos. Sin embargo, la expulsión de Óscar Romero hizo que regresara la confianza para los de José Pékerman y que pudieran terminar el partido sin problemas y con la tranquilidad de estar entre los ocho mejores equipos del torneo.
Hace un año, en la Copa América de Chile, tocó sufrir hasta el último momento de la fase de grupos para llegar a cuartos. Esta vez fue diferente y seguramente, tal como en el Mundial de Brasil 2014, el último juego de esta instancia (el sábado con Costa Rica) servirá para que el técnico José Pékerman rote el equipo y les dé descanso a varios jugadores y la oportunidad a otros de sumar minutos con la camiseta nacional.
La fiesta no terminó. El pitazo del árbitro Éber López tan sólo fue el fin del partido y del triunfo 2-1, pero los colombianos salieron gozosos de las tribunas del estadio a seguir la rumba en el parqueadero. Seguramente el carnaval tricolor se extenderá hasta Houston, en donde será el tercer partido de Colombia en esta fase de grupos.
Fuente y Fotografía ElEspectador.com – AFP