Durante la celebración del Día Mundial por la Libertad de Prensa, la Asociación Colombiana de Medios de Información (AMI), la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), la Fundación Gabo, la Fundación Friedrich Ebert (Fescol) en Colombia y Consejo de Redacción (CdR), organizaciones integrantes del Proyecto Antonio Nariño, asumieron el siguiente compromiso público:
“Creemos que las vulnerabilidades y riesgos para el oficio periodístico están llegando a un nivel crítico. Durante el 2021 documentamos el mayor número de ataques contra la prensa de la década. En los últimos cinco años han sido asesinados siete periodistas, por lo que Colombia es considerado internacionalmente el segundo país de América más letal para la prensa después de México”.
“La falta de respuesta estatal frente a estos ataques es similar a la que se vive en gran parte de la región, que también ha tenido un año lamentable, con récord de periodistas asesinados, encarcelados, medios allanados y legislaciones restrictivas. Lamentablemente esta situación de vulnerabilidad se acentúa durante los procesos electorales”, agregaron.
Otro punto que preocupa a las organizaciones del proyecto Antonio Nariño es que la ciudadanía cada vez confía menos en la labor del periodista. De hecho, señalaron que los colombianos actualmente reciben con escepticismo el contenido que se les entrega a través de los medios de comunicación, poniendo en duda la veracidad del mismo. “Sin importar cuál es la fuente, cualquier información periodística es susceptible de ser recibida con suspicacia”, resaltaron.
A raíz de esta problemática es que las organizaciones buscan nuevas formas de garantizar el fortalecimiento de la libre expresión y el derecho a la información. “Estamos convencidos de la necesidad de fomentar un debate más profundo sobre la relevancia de la calidad, la integridad ética, la rigurosidad y la veracidad como valores esenciales para quienes se dedican a generar de manera habitual contenidos noticiosos”, señalaron.
En ese sentido, revelaron que las organizaciones presentarán un proyecto, que podría llegar a convertirse en una nueva entidad del sector, a través del cual buscarán garantizar la transparencia en los contenidos periodísticos que se entregan a los colombianos a través de los medios informativos. Para ello, asumieron cuatro compromisos clave:
- Identificar las mejores prácticas que existen de autorregulación en el país, así como realizar un diagnóstico y mapeo de buenas prácticas internacionales.
- Determinar necesidades y acciones que conduzcan a reforzar la confianza de las audiencias frente al periodismo, contando con la participación de la ciudadanía, periodistas y directores de medios.
- Producir guías de buenas prácticas y recomendaciones para abordar temas que de manera preocupante se extienden en nuestro medio, como los discursos de odio y la desinformación organizada en línea.
- Adelantar casos de estudio controversiales con miras a generar referentes útiles para el mejoramiento del ejercicio periodístico.
“Somos conscientes de que en Colombia existen y han existido importantes sistemas de defensa de las audiencias. Nuestro empeño será determinar qué otras acciones pueden contribuir a la transparencia y actuación ética del sector, y de esa manera asegurar la permanencia de la función social que cumple el periodismo. También garantizar que exista un mecanismo permanente para pensar y hablar sobre la responsabilidad de los periodistas, que ayude además a prevenir o reducir la injerencia de los gobiernos u otros poderes externos sobre los medios y preservar la independencia editorial”, concluyó el compromiso.
La Unesco
Con el lema de “Periodismo bajo el asedio digital”, la Unesco pretende que se haga especial énfasis este año en las numerosas y nuevas amenazas digitales a las que se enfrentan los periodistas, y exige respuestas de todas las partes interesadas.
La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, dijo que “las expresiones de odio contra los periodistas se han disparado y han afectado especialmente a las mujeres periodistas. Nuestras investigaciones muestran que más de siete de cada diez reporteras encuestadas han sufrido violencia en línea”.
“Se debe poner fin a esta situación. Los avances tecnológicos deben basarse en el respeto de la libertad, la privacidad y la seguridad de los periodistas. Las redes sociales deben esforzarse especialmente por combatir la desinformación y el discurso de odio generalizados, protegiendo al mismo tiempo la libertad de expresión”, finalizó.
Fuente y Fotografía Elnuevosiglo.com