Aunque pueden tener varias causas, tragedias como las ocurridas la semana pasada en Quetame (Cundinamarca) provocadas por una avenida torrencial, tienen un inicio en el cambio de uso de suelo de las montañas, fenómeno que también se repite en asentamientos humanos del Meta.
El ingeniero forestal de Cormacarena, Camilo Ramírez, advirtió que las afectaciones que generan deterioro, deslizamientos y tragedias naturales se producen básicamente por modificaciones a la utilización de la tierra para la ganadería extensiva, tala comercial indiscriminada y aplicación de patrones culturales de distribución de los predios.
“Los cambios en el terreno hechos por el hombre han destruido la vegetación, y si están en ladera se vuelve particularmente propenso a los deslizamientos de tierra durante y después de lluvias; la tala altera la estructura mecánica de las raíces del suelo y hace que el apoyo latente y lateral del talud desaparezca, produciéndose derrumbes”, explicó el profesional de la Corporación.
En la actualidad hay ocho municipios declarados con calamidad pública debido a los riesgos por las intensas lluvias, por lo que la Autoridad Ambiental continúa haciendo un llamado a las administraciones locales para tener activos sus planes de emergencia.
Técnicos y profesionales expertos de la entidad imparten talleres en todo el departamento para promover la siembra de árboles y la restauración de bosques y ecosistemas, previniendo desde la educación ambiental este tipo de desastres naturales.
Fuente y Fotografía Cormacarena