El décimo huracán de la temporada 2017 tomó por sorpresa a Europa. Como lo venían anunciando hace unos días las autoridades, Ophelia, que hace unos días pasó a categoría 3, arribó a Irlanda del Norte tras acercarse a la costa portugesa. Sus fuertes vientos, que han llegado hasta los 130 kilómetros por hora, ya dejaron sin electricidad a cerca de 120 mil personas y, como lo registra la cadena BBC, ha causado, además, tres muertes.
Ophelia, sin duda, podría considerarse una anomalía. Aunque los huracanes suelen formarse en el Océano Atlántico y poco a poco son empujados hacia el noroeste, cuando más se aproximan ya han perdido la mayor parte de su fuerza. De hecho, el nombre que suelen recibir es “tormenta post-tropical”.
Pero, contra todos los pronósticos, Ophelia avanzó más de lo esperado, convirtiéndose en el huracán de categoría 3 que más se ha acercado al continente europeo, pese a que en las últimas horas se comenzó a debilitar. Se cree que una de las razones que ha contribuido a su prolongación son las temperaturas inusualmente cálidas del océano, aunque aún no se ha establecido con claridad qué otros motivos han causado este fenómeno.
Además de los cortes eléctricos, se han registrado árboles caídos en los condados de Kerry y Cork. El Gobierno irlandés, por su parte, ha ordenado el cierre de colegios y guarderías y ha restringido otros servicios públicos como los juzgados y los dispensarios médicos.
En Dublín, la capital irlandesa, se espera que 130 vuelos sean suspendidos. Aerolíneas como Ryanair, Aer Lingus, British Airways o Air France ya anunciaron la cancelación de algunas rutas. “Irlanda está en alerta roja nacional (la máxima en una escala de cuatro). No salgan hasta que la tormenta no pase”, recordó a través de Twitter el primer ministro irlandés Leo Varadkar.
De igual forma, se prevé que los fuertes vientos afecten al norte de Inglaterra, Gales y algunas partes de Escocia.
*Con información de agencias
Fuente y Fotografía ElEspectador.com