El confinamiento llevó a que en Colombia, de marzo a abril, se perdieran 4 millones de puestos de trabajo. En otras palabras, uno de cada 5 colombianos que laboraban dejó de hacerlo. Sin embargo, para mayo ya empezaron a recuperarse puestos tras la reapertura gradual de la economía y el aumento de empleos de abril a mayo fue de 738.000.
Pero la pregunta ahora es si esa recuperación devolverá los puestos que había antes del inicio de la cuarentena y qué se debe hacer para que la reapertura paulatina de la actividad productiva se traduzca en empleo.
Las decisiones que se tomen son urgentes, pues si bien se están retomando empleos, ese número es superado por la cantidad de gente que vuelve al mercado laboral en busca de empleo, lo cual presiona la tasa de desocupación al alza.
De hecho, en mayo, por cada nuevo empleo que se creó había dos personas incorporándose a la búsqueda de una oportunidad laboral, lo que hizo que la tasa de desempleo pasara de 19,8 por ciento en abril a 21,4 por ciento en el quinto mes.
Es decir, frente a los 738.000 empleos adicionales creados en el periodo había 1,38 millones de personas nuevas que salieron a buscar una oportunidad, quienes en abril simplemente estaban inactivas y no buscaban trabajo.
Aunque el mercado laboral en Colombia se venía deteriorando antes de la pandemia, durante mayo, de los 4’694.000 desocupados que el Dane registró en el mes, el 43,5 por ciento perdieron su empleo por la crisis del covid-19.
Y, como la coyuntura sigue vigente y la reapertura tiene que hacerse poco a poco, la situación en el mercado laboral, según Stéfano Farné, director del Observatorio Laboral de la Universidad Externado de Colombia, “va a seguir crítica hasta que se abra totalmente la economía”. Por ello, agrega el experto, “habrá que lidiar en el mediano plazo con niveles de desempleo más altos”.
Fedesarrollo, por ejemplo, espera que el año cierre con una tasa de desocupación de 18,2 por ciento. Esto, sustentado en que el promedio hasta mayo va en 14,9 por ciento, lo que daría margen para que entre junio y diciembre quede en 20,5 por ciento. Luis Fernando Mejía, director de ese centro de pensamiento económico, opina que cambiar el rumbo de ese pronóstico es posible.
¿Cómo?: “Hay que incentivar la contratación de empleo formal, a través de un subsidio estatal temporal a los aportes de pensión, cajas de compensación y riesgos laborales, que suman 16,5 por ciento del salario”.
De igual manera, Mejía recomienda un plan de choque de inversiones en infraestructura pública, lo que puede aumentar el empleo y la actividad económica de diversos sectores. “Nuestros cálculos indican que cada 100 pesos de inversión pública jalonan 160 pesos de actividad en el PIB”, asegura el experto.
“Ese plan se puede financiar con los 7 billones de pesos de regalías que aún están pendientes de aprobación”, señala Mejía. Pero como los nubarrones traídos por la pandemia siguen rondando, a Farné le preocupa el riesgo de aumento en el llamado desempleo estructural, “el mas difícil de combatir. La nueva demanda de las empresas va a requerir mano de obra con más conocimientos digitales, de tecnologías de la información y de comercio en línea. Muchos de los desempleados de hoy no tienen estas habilidades”.
Por esa razón, además de programas de formación que actualicen a los desempleados, Farné recomienda “implementar el empleo temporal que permite a la mano de obra poco capacitada (la mas afectada) tener un empleo remunerado por unos meses”.
Distinto a lo que argumenta Fedesarrollo, el analista dice que “estos programas dan más empleo a los más afectados que las grandes obras de infraestructura”.
Lo cierto es que el Gobierno y el país, con el mercado laboral, no la tienen nada fácil. Aun con medidas para evitarlo, el cierre y las dificultades de las empresas no se detienen, pues si hay algo que está herido es la confianza, tanto del empresario como del ciudadano. Y el primero produce si el segundo consume.
Hacia dónde hay que poner la lupa
Las señales del mercado laboral, en mayo, muestran el rumbo que se debe seguir con las estrategias para tratar de cortarle las alas al desempleo.
- Las mujeres y los jóvenes menores de 28 años. deben ser motivo de atención. Mientras la tasa de desocupación en los hombres pasó de 8,3 % en mayo del 2019, a 18,6 % en igual mes de este año, la de las mujeres saltó, desde 13,4 a 25,4 %. En los jóvenes de 15 a 28 años, entre marzo y mayo, la cifra pasó de 18,1 a 26,6 %.
- Ojo al empleo precario. En mayo, cuando el número de ocupados se redujo en 4,9 millones, los dos tipos de posición ocupacional que más contribuyeron fueron las de empleado particular (-2.’375.000) y trabajador por cuenta propia (-1’875.000). Estas cifras son fiel reflejo del confinamiento, que dejó sin actividad a personas que no tenían un empleo formal.
- La temporalidad de las ayudas sociales. El Gobierno extendió las ayudas tipo ingreso solidario hasta diciembre para quienes no son beneficiarios de ningún otro programa social. No obstante, los expertos estiman que, aun cuando ya se aplicaba esta estrategia, un 44,1 % de la población ocupada dijo haber reducido su actividad económica y sus ingresos, entre otras.
Fuente y Fotografía eltiempo.com