Suscrito el jueves en Ginebra en el marco del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el documento “rechaza en términos categóricos las medidas coercitivas unilaterales impuestas” por Washington, dijo en rueda de prensa en Caracas el canciller Jorge Arreaza.
Los gobiernos firmantes consideran que las sanciones tienen como “único objetivo afectar de manera directa al pueblo y al gobierno de Venezuela para conseguir con ello un cambio de régimen”, añadió Arreaza al leer el texto.
La administración de Donald Trump prohibió a sus ciudadanos y empresas negociar nueva deuda emitida por el gobierno venezolano y su petrolera PDVSA, además de imponer sanciones individuales contra Maduro y varios de sus funcionarios.
La Casa Blanca, además, vetó el ingreso a territorio estadounidense de funcionarios venezolanos al incluir al país en una lista junto con Corea del Norte, Irán, Chad, Libia, Siria, Somalia y Yemen.
Arreaza, quien llamó a Trump “dictador mundial“, consideró como una “victoria diplomática” la declaración acordada por los 63 países, entre ellos tradicionales aliados de Maduro en América Latina como Cuba, Bolivia y Ecuador.
Según el canciller, estos gobiernos también apoyaron las gestiones de Maduro para establecer un diálogo con la oposición venezolana.
Tras fallidas conversaciones a finales de 2016, ambas partes retomaron contactos el 13 y el 14 de septiembre en República Dominicana para establecer las bases de una negociación.
La oposición se negó a asistir a una nueva cita en Santo Domingo el miércoles pasado, por considerar que falta “una agenda clara” por parte del gobierno. Exige, entre otros puntos, una garantía de que habrá elecciones presidenciales en 2018, como ordena la ley.
Fuente y Fotografía ElEspectador.com