La vereda Guaduales despierta hoy con una obra que muchos llevaban años esperando: más de 1,4 kilómetros de la vía Mata Palo fueron pavimentados y dotados de alumbrado público con energía fotovoltaica, una intervención que beneficiará de manera directa a más de 100 familias del sector. Lo que nació como una reclamación vecinal terminó convirtiéndose en un trabajo mano a mano entre la comunidad y la administración, y el resultado se nota al primer paso.
Para los campesinos y transportistas de Guaduales, el pavimento significa menos aislamiento cuando llueve, menores costos en mantenimiento de vehículos y acceso más confiable a mercados, escuelas y centros de salud. El alumbrado solar, además, no solo extiende la jornada productiva sino que aporta seguridad: calles iluminadas reducen riesgos y permiten que la vida nocturna de la vereda —comercios, reuniones y desplazamientos— sea más tranquila y activa.
Vecinos y veedurías comunitarias destacan que la obra no fue un anuncio vacío: hubo participación en la priorización del trazado, seguimiento de avances y una comunicación constante con la administración local. “Esto es lo que pasa cuando la gente se organiza y exige resultados”, señalaron líderes del sector, que ven en la intervención una señal de confianza para atraer pequeñas iniciativas productivas y turismo rural.
Más allá del concreto y las luminarias, Guaduales celebra hoy la sensación de estar conectada: mejor movilidad, mayor seguridad y una apuesta concreta por el desarrollo rural. Cada metro de pavimento es, para sus habitantes, un paso hacia oportunidades reales y un futuro con menos obstáculos para vivir y trabajar en el campo.