“El Tour es un mano a mano que se ganará con las piernas”, dice Nairo Quintana, quien quiere ganarle a Chris Froome el maillot amarillo. Pero no será fácil. El británico demostró en la llegada a Bagneres de Luchón que está dispuesto a todo para lograr vencer por tercera vez en la ronda francesa. (Vea las etapas del Tour en nuestro especial)
La segunda semana girará en torno al gigante de Provenza, el Mont Ventoux, que se escalará el jueves, donde la fuerza tranquila, fría, de Nairo puede verse multiplicada por la pasión y el deseo que le despiertan “una cumbre mítica” en la que nunca ha levantado los brazos un colombiano; donde el carácter defensivo que quiere dar a su carrera el inglés puede que se olvide un día por los recuerdos gozosos que le trae el paisaje lunar, las piedras blancas refulgentes y el viento del desierto en la cara donde triunfó en 2013.
Pero antes dos etapas que parecen irrelevantes para la clasificación en la general. La llegada a Revel y a Montpellier. La primera tiene sus trampas. La salida de Andorra nunca es fácil, sobre todo después de una etapa de descanso, el alto de Envalira es el primer escollo y coge a los ciclistas fríos. Envalira es un puerto de 22,6 kilómetros que se corona a 2.408 metros y por este motivo es el denominado “souvenir Henri Desgrange”, que es como el Tour recuerda cada año al punto más alto de todo su recorrido.
La atención en el recorrido de este martes de 197 kilómetros se centrará sobre todo en la escapada. El podio de Revel podría ser para los sprinters, pero la subida a Saint-Ferréol a 7 km de meta amenaza con frenar a los Kittel y Cavendish y podría disuadir a sus equipos de trabajar para un desenlace tan inseguro. Los relieves del día inspirarán más a los rodadores experimentados y forjados para el triunfo y nadie parece querer revelarse a no ser que los intereses de los candidatos al podio se vean amenazados.
La última vez que la Grande Boucle pasó por esta zona, el kazajo Alexandre Vinokourov se escapó en esta subida, para alcanzar la meta con una pequeña ventaja sobre el pelotón. Desde 1966 la pequeña ciudad de Revel (9.800 habitantes), conocida por sus muebles, ha recibido 8 llegadas del Tour de Francia.
Mientras que la llegada a Montpellier será como las primeras etapas del Tour. Dos puertos de cuarta categoría le pondrán el ascenso a una etapa que será perfecta para los sprinters, puesto que las subidas se encuentran ubicados en los primeros 57 kilómetros del recorrido de 162,5.
Después sí vendrá el “monte calvo” como lo denominó Rubén Darío Arcila, comentarista de Caracol Televisión del Tour de Francia. Fue la cumbre donde Nairo sufrió más que nunca en su vida en 2013, cuando desfalleció nada más llegar, a 29 segundos de Froome, y donde, anunció, quiere ganar, “una mítica del ciclismo que me haría ilusión ganar”. El viernes con la contrarreloj de 37,5 km en la Caverne du Pont-d’Arc serán los nuevos episodios de esta tragicomedia.
Fuente y Fotografía ElEspectador.com – AFP