El presidente Donald Trump afirmó este miércoles que su “acuerdo” con el líder norcoreano Kim Jong Un evitó “una catástrofe nuclear” y que ya no existe más esta amenaza desde Corea del Norte, en tanto su jefe diplomático dijo esperar que “la mayor parte” del desarme en ese país ocurra para 2020.
A pesar de la ausencia de detalles o compromisos puntuales en el documento firmado con Kim, Trump se expresó jubiloso, afirmando en Twitter en Washington luego del histórico encuentro en Singapur el martes que “el mundo ha evitado una potencial catástrofe nuclear”.
“No más lanzamientos de cohetes, ensayos o investigaciones nucleares”, escribió Trump, sin confirmar si había aceptado la invitación de viajar a Corea del Norte que le formuló su interlocutor, según había informado la agencia oficial norcoreana KCNA.
El encuentro del martes, el primero entre un dirigente norcoreano y un presidente estadounidense en ejercicio, tuvo un gran impacto mediático, pero sus resultados tangibles, en particular sobre la desnuclearización de Corea del Norte, aún generan interrogantes.
En la declaración firmada por Kim y Trump, Pyongyang se compromete con una “desnuclearización completa de la península coreana”, aunque esta fórmula está lejos de las exigencias de Estados Unidos, que lleva tiempo reclamando que Corea del Norte abandone su arsenal atómico no sólo de forma completa, sino también de modo “verificable” e “irreversible”.
Haciendo frente a las dudas que genera el acuerdo, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, dijo este miércoles en Seúl que Estados Unidos espera que “la mayor parte” del desarme nuclear norcoreano haya terminado al final de la presidencia de Trump en 2020.
“Déjenme que les diga que ‘completo’ significa verificable para todos los que están involucrados”, precisó Pompeo, en alusión al comunicado final de la cumbre.
Pompeo, que dirigirá las negociaciones ulteriores con los norcoreanos, dijo que está “muy confiado” de que habrá algún tipo de acuerdo la próxima semana.
“Dormir bien”
En su serie de tuits de regreso a Washington, Trump celebró la “experiencia interesante y muy positiva” de su encuentro con Kim. “Ya no hay amenaza nuclear de parte de Corea del Norte”, indicó.
Para los escépticos de su reunión con Kim, el mandatario añadió que todos “pueden ahora sentirse mucho más seguros” que cuando asumió la presidencia. “Duerman bien esta noche”.
“Es tan gracioso ver las noticias falsas, especialmente en NBC y CNN. Ellos luchan para minimizar el acuerdo con Corea del Norte. Hace 500 días habrían ‘suplicado’ por este acuerdo”, añadió. “El mayor enemigo de nuestro país son las noticias falsas tan fácilmente promulgadas por los tontos”.
Aún así, expertos y políticos se preguntan sobre el alcance de la cumbre. El congresista demócrata Adam Schiff, miembro de la comisión de inteligencia de la Cámara de Representantes, también advirtió a Trump sobre la ingenuidad.
“¿Un viaje y misión cumplida, señor presidente? Corea del Norte tiene todavía todos sus misiles nucleares y nosotros tenemos solamente una promesa vaga de una futura desnuclearización de parte de un régimen que no es digno de confianza. Corea del Norte es una amenaza real y actual”, afirmó Schiff.
En Seúl, el secretario de Estado respondió al escepticismo afirmando que Estados Unidos prevé un próximo desarme. “Esperamos poder lograrlo en los próximos dos años y medio”, dijo Mike Pompeo, para quien “queda por delante un montón de trabajo”.
La agencia norcoreana KCNA afirmó que la desnuclearización de la península coreana dependerá de que Washington y Pyongyang “se abstengan de oponerse para poder entenderse mutuamente”.
Satisfacción para Kim
En todo caso, Pyongyang tiene motivos para sentirse confiado después de la cumbre, que dio cierta legitimidad internacional a un país aislado y objeto de duras sanciones a consecuencia de su programa nuclear.
En Corea del Norte, los medios estatales elogiaron a Kim por “abrir un nuevo capítulo” y KCNA señaló que la cumbre ayudaría a “lograr un giro radical en las relaciones muy hostiles” entre ambos países.
“Kim Jong Un logró lo que quería en la cumbre de Singapur: el prestigio internacional”, indicó el analista Paul Haenle, director del centro Carnegie-Tsinghua.
Trump anunció el martes que Estados Unidos iba a poner fin a sus ejercicios militares con Seúl, una vieja exigencia del régimen norcoreano, que siempre consideró esas maniobras como un ensayo para una posible invasión de su territorio.
Estados Unidos tiene unos 30.000 soldados desplegados de manera permanente en Corea del Sur para proteger a su aliado ante la amenaza del Norte, que la invadió en 1950 dando lugar a la Guerra de Corea, que duró hasta 1953 y terminó con un armisticio y no un tratado de paz.
Fuente y Fotografía Colprensa-elnuevosiglo.com.co