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AFP-elnuevosiglo.com

POR una diferencia mínima, el 1 por ciento de los votos válidos, el exmandatario izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva se impuso al presidente derechista Jair Bolsonaro, en la segunda vuelta presidencial, evidenciando un país dividido políticamente en dos.

Resucitado como el ‘ave fénix’ en la política del gigante sudamericano por la Corte Suprema que anuló la condena por irregularidades en el proceso, más no por los delitos que se le imputaron, Lula desde su excarcelación inició campaña con su izquierdista Partido de los Trabajadores (PT). Estuvo preso 19 meses salpicado especialmente por el escándalo “Lava Jato” sobre una red de sobornos en la estatal Petrobras

Si bien no pudo como lo vaticinaban las encuestas lograr el triunfo presidencial en la jornada del pasado 2 de octubre, este domingo alcanzó la meta, por lo que regresará al palacio de Planalto por tercera vez, el próximo 1 de enero.

El estrechísimo margen de su triunfo (50.83%) ante el derechista Bolsonaro (49.17%), con el 99% del escrutinio, refleja la inmensa división política reinante en el gigante sudamericano y, nuevamente, deja en entredicho los vaticinios de las encuestas ya que todas proyectaban un triunfo del izquierdista por más de cuatro puntos porcentuales.

La velada electoral fue agónica pues ambos candidatos se mantuvieron codo a codo durante todo el escrutinio. Bolsonaro lideró el conteo hasta que se llegó al 75% del conteo donde cambió la tendencia, pero siempre en un reñido duelo. Finalmente, la diferencia en votos fue de 1,9 millones a favor de Lula, para un total de 156 millones de electores.

Lula fue considerado vencedor del balotaje electoral poco antes de las 8 de la noche (hora local) cuando el conteo iba en el 98% tras recibir más de 59 millones de votos y cuando el porcentaje restante no daba para que su contendiente lo superara en sufragios. A la medianoche el Tribunal Superior Electoral lo declaró vencedor.

“Fue la victoria más apretada para un segundo turno” en unas elecciones brasileñas, dijo el politólogo Leandro Consentino, del instituto de investigación Insper de Sao Paulo y agregó que “Brasil va a tener un cambio importante de gobierno, con la mitad de la población descontenta con eso”.

En su primera reacción en Sao Paulo, Lula llamó a la unidad de los brasileños. “A nadie le interesa un país dividido y en permanente estado de guerra”, dijo, al tiempo que enfatizó que gobernará para todos. “”A partir del 1 de enero de 2023, gobernaré para 215 millones de brasileños y no solo para los que votaron por mí.  Somos un solo pueblo, una sola nación”.

En materia económica, también se ha referido al mercado financiero manifestando que el país debe recuperar su “credibilidad, previsibilidad y estabilidad” para que los inversores nacionales y extranjeros recuperen su confianza en él. Además, ha apuntado que Brasil no se puede limitar a exportar materias primas y se ha comprometido a reindustrializar el país e invertir en economía verde.

Además, ha puesto el foco en el problema de hambre que enfrenta el país. “Nuestro compromiso más urgente es volver a acabar con el hambre. No podemos aceptar como normal que millones de hombres, mujeres y niños en este país no tengan qué comer, o que consuman menos calorías y proteínas de las necesarias”, expresó.

En su intervención de triunfo también dijo que avanzará en la lucha contra la violencia contra las mujeres y ha prometido enfrentar el racismo, los prejuicios, la discriminación, “para que blancos, negros e indígenas tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades”.

Reconoció, así mismo, que gobernará el país en una “situación muy difícil” pero que cuenta con la mayoría del pueblo para encontrar una salida para Brasil a través de los instrumentos de la democracia. Por ello, ha prometido que la economía brasileña “volverá a girar” y las minorías estarán incluidas en el presupuesto y también los productores agrarios y los pequeños empresarios.

De otra parte, sostuvo que retomará el seguimiento y la vigilancia de la Amazonia y luchar contra la deforestación, ya que considera posible generar riqueza sin destruir el medio ambiente. Además, ha manifestado que su gobierno tendrá un compromiso con los pueblos indígenas.

Finalmente agradeció su victoria a Dios. “Quiero comenzar este pequeño discurso con agradecimiento a Dios. Toda mi vida siempre pensé que él era muy generoso conmigo, permitiéndome irme de donde me fui y llegar a donde estoy”.

Y aseguró que combatirá la deforestación porque el planeta necesita una “Amazonía viva”.

Elecciones estatales

El “lulismo” celebró el triunfo presidencial, pero en cambio no pudo festejar mucho a nivel estatal ya que en la jornada electoral también se definieron autoridades regionales, con una suerte dispar para los candidatos que apoyó Lula.

El estado más relevante, Sao Paulo, será para Tarcísio de Freitas (Republicanos, 52,42 por ciento), aliado del presidente Bolsonaro que se impuso al excandidato presidencial Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores, 47,58 por ciento).

De Freitas, antiguo ministro de Infraestructuras de Bolsonaro, pone fin con su victoria a casi 30 años de hegemonía del c Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) en un síntoma más de la polarización política que vive Brasil.

El nuevo gobernador tendrá además un congreso estatal afín. Destaca que De Freitas nació en Río de Janeiro y ha vivido gran parte de su vida en Brasilia. Sao Paulo es el estado más rico y poblado de Brasil.

En las otras once contiendas estatales hay resultados dispares. El PT se impuso en Bahía con Jeronimo Rodrigues y desbanca así a ACM Neto, candidato de Unión Brasil. Esta formación sí ganó en Amazonas con Wilson Lima y en Rondonia con el coronel Marcos Rocha, que revalida su cargo.

Joao Azevedo (Partido Socialista Brasileño) seguirá como gobernador de Paraíba tras declararse neutral en la contienda entre Bolsonaro y Lula. Paulo Dantas (Movimiento Democrático Brasileño) también seguirá gobernando en Alagoas con el apoyo de Lula, mientras que Bolsonaro se apunta el tanto en Santa Catarina, donde Jorginho Mello (Partido Liberal) ha ganado Décio Lima (PT) y seguirá al frente de la región.

La elección estatal es otra evidencia de la polarización política de Brasil, la más acentuada de los últimos años. A ello hay que sumarle que el Congreso surgido de las urnas el pasado 2 de octubre está inclinado aún más hacia la derecha y, por tanto, será una piedra en el zapato para el electo mandatario, Lula da Silva.

El Partido Liberal (PL) de Bolsonaro se convirtió el 2 de octubre en la principal fuerza en ambas cámaras del Congreso cuando se instale la nueva legislatura en febrero. Tendrá la mayor bancada en la Cámara de Diputados desde 1998, con 99 de los 513 escaños (23 más que en la actualidad). Con el PP y Republicanos, partidos que apoyan al actual gobernante.

En el Senado, de 81 asientos, el PL aumentó seis escaños hasta 13, y en total los partidos de derecha controlarán el 53%.

“El Congreso será bastante hostil debido al crecimiento de la derecha, especialmente la extrema derecha, más radical”, explicó Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas (FGV), quien no descarta que puedan surgir pedidos de destitución de Lula “desde el primer momento”.

Por su parte Sergio el Congreso Praça, cientista político de la FGV, considera que “conseguir aliados para aprobar su agenda de reformas, como el aumento de impuestos a los más ricos y una nueva legislación laboral más favorable a los trabajadores será “más difícil”./

Fuente y Fotografía Elnuevosiglo.com

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Por Oscar Mendez

Periodista Colombiano y Director del Portal Web www.radionoticiascasanare.com