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La población adolescente ha enfrentado durante un tiempo considerable el denominado fenómeno “nini”, término utilizado para referirse a los jóvenes que no estudian ni trabajan.  Bajo esta premisa, EL NUEVO SIGLO habló con Cecilia Rincón, directora general del Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (IDEP), y Germán Barragán, director de la Agencia Distrital para la Educación Superior, la Ciencia y la Tecnología (Atenea), quienes analizan esta creciente situación y cuáles podrían ser las medidas para hacerle frente.

El IDEP realizó un informe al respecto en el que se determinó, entre otras cifras, que en 2014 los “nini” bogotanos alcanzaron su proporción más baja, 14 %, en comparación con 2009 y 2020, años en los que representaron alrededor del 20 % de la población. No obstante, tanto en 2009 como en 2014 la capital se situaba entre las ciudades con menor cantidad de estas personas, mientras que para 2020 se ubicaba en la sexta casilla.

Desde esta perspectiva, según explicó el IDEP con base en estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), se plantea un reto fundamental: consolidar un sistema educativo adaptable y pertinente, es decir, que pueda transformarse de acuerdo con las necesidades de los estudiantes para que permanezcan en él y contribuya a consolidar proyectos de vida realizables para cada alumno.

Política pública 

Según reportes de la Alcaldía Mayor de Bogotá, desde el año 2019 se ha consolidado la Ruta de Acceso y Permanencia Escolar, una estrategia dirigida a diferentes actores de la comunidad educativa para atender las causas de la inasistencia y abandono escolar y promover la culminación de la instrucción básica y media, y su tránsito a la superior. 

Al respecto, se analizó la tasa de supervivencia escolar, encontrando que en primaria se tienen valores entre 98 % y 100 %, mientras que en educación media –entre 2014 y 2017– se pasó de 90,4 % a 93,3 %, lo que implica que solo siete de cada 100 estudiantes abandonaron el sistema educativo. 

Por otra parte, para poder entender las dinámicas distritales y locales que afectan el acceso y la permanencia escolar de niñas, niños y adolescentes en las aulas, además de tener información para la toma de decisiones con relación a estos temas, se creó el Observatorio de Acceso y Permanencia, el cual se articula a través de cuatro ejes: seguimiento, prevención, análisis y divulgación. Cada uno de ellos permite definir las políticas puntuales para evitar la desescolarización temprana.

En complemento a las herramientas de política mencionadas, Bogotá desarrolla el Programa de Movilidad Escolar, que consiste en la provisión del transporte a los alumnos mediante las modalidades de rutas escolares contratadas por la Secretaría de Educación del Distrito y subsidio de transporte, ambos condicionados a la asistencia a las aulas. 

Transición a la educación superior

El sistema educativo colombiano se divide en diversas etapas. Una de ellas es la transición de la educación media a la superior. La profesora Cecilia Rincón, directora general del IDEP, explicó a EL NUEVO SIGLO las estrategias que implementan desde el Instituto para mitigar el impacto de esta etapa y evitar un aumento del fenómeno “nini”.

“El proceso de transición de los jóvenes que vienen de los colegios de la educación media a la educación superior se realiza actualmente en Bogotá de diferentes maneras. La más conocida y la más tradicional es que estos accedan a un cupo universitario en la carrera o en el programa que deseen a través de los procesos de admisión que realizan las universidades públicas y privadas de la ciudad”, explicó.  

Agregó que “en este proceso de transición de la educación media a la educación superior el IDEP ha venido trabajando durante el año 2022 en un proyecto de investigación y una sistematización de la experiencia de un grupo de 12 colegios apoyados con una universidad en la cual los maestros se proponen desarrollar una experiencia alternativa de educación media para los jóvenes de estas instituciones”.

La docente señala que la experiencia ha sido interesante, entendiendo el proceso de formación de los jóvenes en las temáticas específicas en que se trabaja. 

“Ellos han pasado por una ruta de aprendizaje que cada uno de estos 12 colegios les ofrece, han conocido los énfasis de cada colegio y, de esta manera, ampliaron su experiencia y mirada de lo que significaría para ellos al futuro, y al cabo de dos años elegir una carrera profesional”, dijo la experta. 

Oportunidades de acceso

Germán Barragán, director de Atenea, afirmó a este Diario que, de acuerdo con los datos del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (Snies), cerca del 32 % de la matrícula de alumnos en el país se concentra en Bogotá, lo que corresponde a más de 1,5 millones de estudiantes. 

De ellos, más de 900 mil se encuentran inscritos en programas universitarios, siendo el nivel formativo que concentra una mayor cantidad de estudiantes, seguido por los tecnólogos, con alrededor de 380 mil matriculados. 

Esto responde a que en Bogotá se encuentra más de la mitad de las Instituciones de Educación Superior del país (52 %), así como el 27 % de los programas académicos disponibles a nivel nacional.

Sin embargo, solo el 41 % de la población en la ciudad ha accedido a educación superior en alguno de los niveles (técnico, tecnológico, universitario o posgrado), siendo la población con mayores vulnerabilidades la que tiene menos oportunidades de acceso; es decir, únicamente el 12 % de la población que habita en zonas rurales dispersas, el 16 % de la población con discapacidad, el 32 % de quienes se autorreconocen como pertenecientes a algún grupo étnico o el 37 % de las mujeres con hijos (Encuesta Multipropósito de Bogotá, 2021), explicó el director. 

Fuente y Fotografía Elnuevosiglo.com

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Por Oscar Mendez

Periodista Colombiano y Director del Portal Web www.radionoticiascasanare.com