Fue verdaderamente triste el estreno oficial en El Campín del argentino Miguel Ángel Russo como técnico de Millonarios, ese equipo al que hace mucho rato se le perdieron el fútbol y la jerarquía, ese que vive de los recuerdos y de la lealtad enfermiza de los hinchas de su hinchada.
El mismo Medellín que hace apenas una semana cayó ante Santa Fe en la final de la Superliga, lo derrotó este domingo en la noche 2-1 sin haber sido un dechado de virtudes, pero con un par de chispazos de sus figuras, Cristian Marrugo y los Juan Fernando (Quintero y Caicedo), jugadores que así no estén en su mejor nivel, en cualquier momento desequilibran.
Vestidos de azul, en cambio, estaban futbolistas del montón, normalitos, correlones, luchadores, pero limitados y sin genialidad.
Y eso fue lo que reflejó el primer partido de embajadores y poderosos en la Liga Águila. Los locales les apostaron a la intensidad y a la presión sobre su rival. Los visitantes estuvieron mucho más claros con la pelota.
Millonarios se fue en ventaja cerca del descanso, cuando Medellín pareció cansado. Luego de varias llegadas de peligro, Elícer Quiñones marcó con un remate desde el borde del área.
Promediando el complemento Medellín le dio la vuelta al marcador en apenas tres minutos. Anier Figueroa, quien tuvo debut y despedida con el azul, se fue expulsado por doble amonestación. Acto seguido empató Marrugo, quien anticipó al arquero Nicolás Vikonis y de golpe de cabeza mandó el balón al fondo de la red. Y luego, tras un error en la salida de Hárrison Henao, Caicedo decretó el triunfo paisa y la segunda derrota oficial del Millonarios de Russo, que el miércoles recibirá al Atlético Paranaense de Brasil con la necesidad de remontar el 1-0 del juego de ida por la segunda ronda de la Copa Bridgestone Libertadores de América.
Fuente y Fotografía ElEspectador.com