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Después de más de medio siglo de conflicto armado entre el Estado colombiano y las Farc, hoy se sella un acuerdo de cese de hostilidades y fuego bilateral, que marca el principio del fin de la guerra. Un pacto que además incluye dejación de armas, reincorporación de la guerrilla a la vida civil, zonas de concentración y garantías de seguridad para los desmovilizados de la insurgencia. Un paso previo a la paz definitiva, pero también el comienzo de un posconflicto que no estará exento de dificultades. (Vea aquí el especial “Callaron los fusiles)

Hace 1.345 días que se instaló la mesa de negociaciones en Oslo (Noruega), luego de seis meses de una fase exploratoria que permitió la suscripción de un Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera. Durante los tres años y seis meses que han durado las conversaciones se han firmado cuatro acuerdos y varias medidas de construcción de confianza que hoy permiten llegar a un momento histórico para Colombia. El del preámbulo del final de un conflicto, cuyo número de víctimas en ambas partes es incierto.

Aunque los protagonistas de hoy son el presidente Juan Manuel Santos, sus negociadores en La Habana y los máximos líderes de las Farc, la importancia del acuerdo alcanzado también le otorga un preponderante papel a la comunidad internacional, que desde el principio de las negociaciones ha sido un factor vital para su éxito. Por eso, en la ceremonia prevista para este mediodía en el centro de convenciones El Laguito, de la capital cubana, la presencia de personalidades internacionales refuerza el interés mundial porque cese una guerra que desbordó sus límites.

 El evento contará con la presencia, como invitado especial, del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon. Por Cuba estará presente el presidente Raúl Castro y por Noruega el canciller Borge Brende. Y en representación de los países acompañantes, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. También estarán el presidente de República Dominicana, Danilo Medina, en calidad de presidente de la Celac; el presidente de El Salvador, Salvador Sánchez, y los enviados especiales para el proceso de paz de Estados Unidos, Bernard Aronson, y de la Unión Europea, Eamon Gilmore.

“Mañana será un gran día. Trabajamos por una Colombia en paz, un sueño que comienza a ser realidad”, escribió ayer el presidente Santos en su cuenta de Twitter, refiriéndose al anuncio del acuerdo sobre el fin del conflicto. A su vez, en las diferentes redes sociales se leían mensajes de respaldo a la paz, hasta el punto de que muchas personas califican este jueves 23 de junio de 2016 como “el último día de la guerra” en Colombia. De hecho, en varias ciudades ya se preparaban movilizaciones ciudadanas de apoyo, a la hora del anuncio.

Por ahora, sobre los detalles y alcances de lo acordado, todo son rumores. Frente al cese del fuego y de las hostilidades bilateral y definitivo, se espera la definición de las zonas campamentarias donde estarían las Farc, su extensión y ubicación. Asimismo, las medidas para que tanto el Gobierno como las Farc respeten dicho cese, en el entendido de que ya se acordó un mecanismo tripartito de monitoreo y verificación, a cargo de la Misión de la ONU con países de la Celac.

Ese mismo mecanismo será el encargado de la dejación de armas. Hoy se sabrá qué pasará con ellas y se espera también que se definan el tiempo y el proceso, especialmente mientras se da la refrendación. En cuanto a la reinserción, lo que se sabe hasta el momento es que la idea es priorizar la reincorporación colectiva y no tanto el esquema individual. Se podría también crear una nueva instancia a cargo de dicho proceso e incluir a las redes de apoyo de las Farc y no sólo de quienes tienen las armas.

En forma paralela, el Gobierno se comprometerá en intensificar el combate para acabar con las organizaciones criminales sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo —incluyendo la lucha contra la corrupción y la impunidad—, en particular contra cualquier organización responsable de homicidios y masacres contra defensores de derechos humanos y movimientos sociales o políticos. Este ha sido uno de los puntos de mayor insistencia de las Farc, que incluso han hablado de la creación de una instancia responsable de hacerle seguimiento. No se descarta que la academia y organizaciones sociales contribuyan en investigar dinámicas locales de estos grupos.

De cualquier manera, el anuncio del acuerdo sobre el punto del fin del conflicto marca a su vez el inicio del camino en la discusión del sexto y último punto de la agenda: Implementación, verificación y refrendación. Una instancia que no sólo tiene que ver con las delegaciones de paz de Gobierno y guerrilla en La Habana, sino que también involucra al Congreso, donde se deberán tramitar muchas de las leyes que le darán piso firme a la paz; la Corte Constitucional, que deberá decidir sobre muchas de esas normas —de hecho ya estudia el plebiscito como mecanismo de refrendación—, y la ciudadanía, que finalmente decidirá en las urnas.

Fuente y Fotografía ElEspectador.com
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Por Oscar Mendez

Periodista Colombiano y Director del Portal Web www.radionoticiascasanare.com