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La ausencia de Colombia en la votación del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para condenar las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua y la arremetida del régimen de Daniel Ortega contra la Iglesia católica, no solo extrañó al ambiente político nacional, sino que puso sobre el tapete lo que parece  un cambio de rumbo en el manejo de las relaciones internacionales del país.

Esta fue la primera sesión del organismo desde que asumió Gustavo Petro como presidente. La resolución condenó “enérgicamente el cierre forzado de organizaciones no gubernamentales, así como el hostigamiento y las restricciones arbitrarias de organizaciones religiosas y de las voces críticas del gobierno y sus acciones en Nicaragua”.

EL NUEVO SIGLO consultó al excanciller Rodrigo Pardo para conocer cómo interpreta esta posición de Colombia y los otros retos que debe asumir Colombia ante la OEA. Pardo señaló que él ve un interés del nuevo gobierno de cambiar las relaciones con Nicaragua: “Claramente de lo que se trata es de normalizar esa relación, lo que me parece es que habría otras opciones que podrían ser menos costosas para Colombia, como por ejemplo buscar una actitud multilateral para que el país no tenga que asumir solo esa responsabilidad. Eso debería ser llevado a un foro multilateral donde varios países se pronuncien sobre el tema y se tome una decisión mayoritaria para fortalecerla y para que quien la adopte, en este caso Colombia, no tenga un costo tan alto”.

Esta situación pone sobre el tapete que Colombia deberá tomar varias decisiones claves tanto en el seno de la OEA como en el de las Naciones Unidas, y su voto puede resultar importante dados los compromisos a nivel regional como global, entre ellos:

El TIAR

Acerca del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), que fue firmado en 1947 en Río de Janeiro, Brasil, en un intento de conformar un mecanismo defensivo mutuo que pudiera ser invocado por cualquier país del continente ante el ataque a cualquiera de sus miembros, Pardo afirmó que es casi más una tradición que un elemento útil. “Colombia siempre ha sido parte de todos los principales instrumentos del sistema interamericano y en ese sentido si bien han cambiado mucho las cosas y estamos en un momento de poco consenso en el continente y en un instante más bien de divergencias generalizados, me parece que Colombia tiene una larga tradición de permanencia sobre los organismos que ha de mantener”.

Vale recordar que Venezuela dejó el TIAR en 2012, junto a Ecuador, Bolivia, Cuba y Nicaragua, pero la Asamblea Nacional, controlada por la oposición y declarada en desacato por el régimen de Nicolás Maduro, aprobó este martes el regreso del país al tratado. Esta herramienta le permitiría al presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, solicitar la asistencia militar de otros países de la región para remover a Maduro y restaurar la democracia.

El principal artículo del TIAR es el 3,1 que establece que “un ataque armado por cualquier Estado contra un País Americano será considerado como un ataque contra todos los Países Americanos, y, en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se compromete a ayudar a hacer frente al ataque en ejercicio del derecho inmanente de legítima defensa individual o colectiva que reconoce el Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”.

 

Venezuela y Cuba

Sobre las relaciones con Venezuela, Pardo afirmó que Colombia debe tener dos carriles: “Uno es un carril en el cual hay iniciativas multilaterales para buscar la democracia, pero Colombia tiene que darle importancia a los asuntos bilaterales, tiene que mantener mecanismos de diálogo porque son muchos los temas que forman parte de esta relación bilateral. Me da la impresión de que esa es la intención del nuevo gobierno y pienso que está en lo correcto, porque nosotros tenemos una tradición, una usanza que no deja de ser curiosa y es que cuando hay problemas en las relaciones bilaterales nosotros las cortamos. Los países más desarrollados lo hacen al revés: cuando hay problemas es cuando diseñan nuevos instrumentos de entendimiento porque hay más temas que tratar”.

En cuanto a mantener las relaciones con Cuba manifestó que “nosotros tenemos una larga experiencia de periodos de relaciones menos activas y a mí me parece que en un análisis desapasionado se llega a la conclusión de que es mejor tener relaciones que no tenerlas; cuando hay problemas es cuando más se necesitan las relaciones. Cuando Estados Unidos tiene problemas con Rusia y tiene problemas con Cuba, diseña mecanismos especiales en lugar de cerrar las puertas, porque es cuando más se necesita la posibilidad de hablar y de buscar soluciones”.

La carta democrática

Sobre el punto de renovar el ofrecimiento del Consejo Permanente de trabajar con el Gobierno de Nicaragua para que se adhiera a las Cartas rectoras de la OEA, Pardo considera que esto no es fácil: “Creo que tener instrumentos es mejor que no tenerlos porque en cualquier momento pueden ser útiles, funcionales y en un momento dado pueden ayudar. A mí me parece que el mundo desarrollado nos ha enseñado que cuando hay problemas es cuando se necesita más diplomacia y no al revés”.    

De otro lado, en el acta del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), se concluye con la petición al régimen de Daniel Ortega para que libere de inmediato a todos los presos políticos, cese la persecución y la intimidación de la prensa independiente y garantice el ejercicio del derecho a la libertad de expresión. Al no votar en contra de Nicaragua, se puede considerar que Gustavo Petro podría impulsar acercamientos importantes con el régimen de Daniel Ortega.

El acta, que fue aprobada con 27 votos a favor, cuatro abstenciones y un voto en contra, se basó en que el 27 de mayo el relator especial para la Libertad de Expresión de la CIDH pidió que se pusiera fin a los constantes ataques de las autoridades de Nicaragua contra la Iglesia católica. Además, el pasado 15 de julio, el mismo organismo condenó la creciente represión hacia periodistas y medios de comunicación en ese país, por parte de las autoridades nacionales.

El embajador en Nicaragua

El pasado 11 de agosto Petro designó a León Fredy Muñoz como embajador en Nicaragua. La tarea que asumirá en ese país obedece al restablecimiento de relaciones diplomáticas, pues el expresidente Iván Duque retiró al entonces embajador Alfredo Rangel luego de que Daniel Ortega fuera reelegido para completar más de 15 años de mandato continuos.

El embajador agradeció al presidente de los colombianos por su designación y aseguró que el “restablecimiento de las relaciones con Nicaragua será una realidad”; así lo expresó a través de su cuenta personal de Twitter.

“Con los vientos del cambio se abren las puertas para que nuestro país vuelva a la hermandad en Latinoamérica. Agradezco al presidente por esta designación y confianza. El restablecimiento de las relaciones con Nicaragua será una realidad”, escribió Muñoz en sus redes sociales.

Fuente y Fotografía Elnuevosiglo.com

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Por Oscar Mendez

Periodista Colombiano y Director del Portal Web www.radionoticiascasanare.com